“Que el Señor del cielo los acompañe, tenga misericordia de ustedes y les conceda su paz.”
Tob 7,6-14
El matrimonio tiene su origen en Dios, quien al crear al hombre lo hizo una persona que necesita abrirse a los demás, con una necesidad de comunicarse y que necesita compañía. No está bien que el hombre esté solo, hagámosle una compañera semejante a él. (Gen 2,18)
El matrimonio no es efecto de la casualidad o consecuencia de instintos naturales inconscientes. Es una sabia institución del Creador para realizar su designio de amor en la humanidad. Por medio de él, los esposos se perfeccionan, y crecen mutuamente. Colaborando con Dios en la procreación de nuevas vidas.
Jesucristo nos hace ver que el matrimonio es una llamada de Dios, es una vocación divina.
El matrimonio es una comunidad de amor, camino de salvación personal y del otro. Las parejas están llamadas al amor, entre más amen, más cerca estará Dios, pues Él es AMOR. Siempre hay que dar, buscar la felicidad del otro, no la propia.
Jesús eleva la institución natural del matrimonio a la dignidad de sacramento, debido a su importancia. No se conoce el momento preciso, pero conocemos como se refería a él en varias citas bíblicas.
El matrimonio no es un contrato, sino una alianza, es decir, es un acuerdo entre dos personas libres y conscientes. Unidad de hombre y mujer. Es para toda la vida, corriendo la misma suerte los dos. Con una vida en común, llamada a amarse.
El matrimonio nos llama a la Unidad: Dios instituyó el matrimonio desde un principio, como una unión exclusiva de uno con uno. Es un amor fiel hasta la muerte.
El matrimonio es indisoluble: nada puede separar al hombre y a la mujer, sólo la muerte. Cuando por razones que no están en nuestras manos, hay una separación, hay que seguir viviendo como si se estuviese casado. El divorcio no se permite entre los bautizados.
El nombre de Mónica significa “dedicada a la oración y a la vida espiritual”.
Santa Mónica es famosa por haber sido la madre de San Agustín y por haber logrado la conversión de su hijo.
Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y soledad, pero sus padres decidieron unirla en matrimonio con un hombre llamado Patricio. Este era un buen trabajador, pero terriblemente malgeniado, y además mujeriego, jugador y sin religión ni gusto por la espiritualidad.
La hizo sufrir por 30 años y tuvo que aguantar los tremendos estallidos de ira de su marido que gritaba al menor disgusto, pero éste jamás se atrevió a levantar la mano contra ella.
Tuvieron 3 hijos: 2 varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo, pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por 12 años.
Patricio no era católico, y aunque criticaba el mucho rezar de su esposa y generosidad tan grande con los pobres, nunca se oponía a que ella se dedicara a estas buenas obras. Mónica rezaba y ofrecía sacrificios por su esposo quien en el año 371 alcanzo la gracia de Dios, haciéndose bautizar y que lo mismo le siguió la suegra, mujer terriblemente colérica que por meterse demasiado en el hogar de su nuera le había amargado la vida a la pobre Mónica.
Cuando muere Patricio, Agustín tenía 17 años y empezaron a llegarle a Mónica noticias cada vez peores, de que el joven llevaba una vida poco santa. Tan es así que, entre sus tropiezos, Agustín se hizo socio de una secta llamada de los Maniqueos, que afirmaban que el mundo no lo había hecho Dios, sino el Diablo. Mónica que era bondadosa pero no cobarde, ni floja, al volver su hijo de vacaciones y empezar a oírle mil barbaridades contra la verdadera religión, lo echó sin más de la casa y le cerró las puertas, porque bajo su techo no quería albergar a enemigos de Dios.
En un momento, Mónica tuvo un sueño en el que se le consoló por la pérdida espiritual de su hijo; se le aseguró que su hijo volvería con ella. Cuando le conto este sueño a su hijo, este le dijo lleno de orgullo: “significa que te harás manequista”. A lo que ella respondió “En el sueño no me dijeron, mamá ira a donde su hijo, sino tu hijo volverá contigo”. Después de esto, faltaron aún 9 años para que Agustín se convirtiera. Y hoy en día es considerado como uno de los padres de la Teología Católica.
Miles de madres y de esposas se han encomendado en todos estos siglos a Santa Mónica, para que les ayude a convertir a sus esposos e hijos, y han conseguido conversiones admirables.
Leído un poco de la vida de Santa Mónica; ¿Te has identificado con alguna etapa de su vida? ¿Qué opinan acerca de su forma de resolver sus situaciones, mediante la oración y paciencia? ¿En la actualidad, podrían existir cónyuges que lleven a cabo cosas similares a Santa Mónica, para ayudar a sus parejas a acercarse a Dios? ¿Si tu cónyuge hiciera algo como Patricio, actuarías de la misma manera que Santa Mónica, cómo actuarías tú?
"La unidad, la indisolubilidad y la apertura a la fecundidad son esenciales al matrimonio”.
Nos dice San Pío de Pieltrecina. “Recordad que el matrimonio comporta obligaciones difíciles que sólo la gracia de Dios puede hacer felices”.
En la actualidad es común conocer parejas que viven en unión libre, parejas que de manera racional buscan prepararse hacia una relación más madura, según su filosofía, a través de la convivencia mutua sin ataduras; lo que suele llamarse “calarse” “ver si pega” y que en su mayoría al no tener ataduras o normas explicitas sobre una relación madura, real, convergen en un tipo de relación fantasiosa. De ahí que se suela saber, en algunos casos, de parejas que deciden formalizar su relación y a la primera de vuelta se encuentran separados por no ser compatibles. ¿A qué se debe esto?
Existen diversos puntos que pueden llevar a una ruptura en una relación formalizada, más cuando se ha vivido en ese tipo de relaciones como se menciona. Esto porque aun cuando se vive ya juntos, existen ciertas libertades que te brinda el ser independiente, como, por ejemplo, disponer de tu tiempo sin tomar en cuenta el tiempo del otro. Tomar decisiones sin consultar a la pareja por considerar que solo a ti te afecta. Enfrentar crisis de forma separada sin lograr fortalecer un vínculo conyugal ante la adversidad.
En pocas palabras, es una especie de relación de noviazgo, con la variante de vivir juntos en la que se fortalece la independencia de cada uno por separado sin lograr una dependencia emocional saludable el uno del otro.
Algunos factores que tanto en esas relaciones como en las de matrimonios recién creados afectan son: La intolerancia, la independencia mal aplicada, la falta de limites hacia los familiares dentro de la sociedad conyugal, la situación laboral de ambos, la mala aplicación de derechos conyugales de uno hacia otro y por, sobre todo, la falta de espiritualidad y acercamiento a Dios.
Es normal ver sobre todo en las mujeres la necesidad imperante de tener una boda de ensueño, dejando el sacramento matrimonial como mero adorno a la boda social. Recordemos que la boda es un momento para los invitados, y el matrimonio es para toda la vida para los cónyuges. ¿Dónde tuvimos a Dios en nuestra boda? ¿Le dimos más importancia a lo social que a lo sacramental? ¿Podría ser que esto fuera un detonante para las crisis que pudimos haber vivido en el principio de la relación conyugal? Démonos un tiempo para compartir esto en grupo.
Un buen matrimonio realiza las siguientes tareas psicológicas:
El camino de santidad que recorren los esposos juntos, como matrimonio, es posible, hermoso y extraordinariamente fecundo, y es fundamental para el bien de la familia, de la Iglesia y de la sociedad.
Como todo camino de santificación, también el matrimonio es difícil, cada día afrontas dificultades y pruebas para ser fieles a nuestra vocación, para cultivar la armonía conyugal y familiar, para cumplir nuestra misión de padres y para participar en la vida social.
Los matrimonios católicos, bajo el sacramento del matrimonio, tenemos la garantía de éxito en nuestra relación. Apegados la fe que nos mueve, sabiendo que en nuestro sí ante el altar, aceptamos a Dios entre nosotros. No cabe duda que tenemos un camino que seguir como pequeña comunidad; como iglesia doméstica.
No somos matrimonios perfectos; pero por amor en Cristo, somos uno solo en él. Y con el sacramento matrimonial, compartimos la vida, las penas, las alegrías, triunfos y dolores.
Cimentamos nuestra relación en el DIALOGO con la virgen María como intercesora y Jesús como medio para llegar a un acuerdo común en los momentos de discordia.
La Iglesia Católica no nos deja solos y es ella quien nos guía en este camino de santidad conyugal. Por ello, debemos estar atentos a su enseñanza, mediante el ritual de la misa, el acercamiento a las Horas Santas y la lectura tan importante de la Palabra de Dios en familia.
Aprovechemos nuestro caso particular, en el que además de la Iglesia Católica, tenemos el apoyo del Movimiento Familiar Cristiano, que, mediante el Ciclo Básico de Formación, nos encamina y evangeliza por medio de los temas, actividades, reuniones y retiros para formarnos como verdaderos matrimonios católicos.
Seamos conscientes de este presente y consultemos con nuestro cónyuge si hemos, mediante acto de análisis personal, si hemos realmente valorizado las herramientas que han llegado a nuestras manos. Y estamos dispuestos a servir como nos han servido y aún más.
Después de haber leído el tema, es tiempo de aplicarlo a nuestro matrimonio y analizar que tanto hemos avanzado, y hemos aprovechado de estas herramientas.
Existen más preguntas que podríamos realizar, pero consideramos apropiado que esto sea un tema de sobremesa en familia y lleguemos a acuerdos y veamos los beneficios que hemos logrado al ser parte del MFC.
Como punto a parte, para un matrimonio exitoso, dejamos abierta la pregunta ¿Hago que mis hijos participen de los temas en familia? ¿Si no lo hago, por qué no? Si lo he logrado ¿Cómo lo lograste? ¡Comparte!
Los temas que llevamos en el MFC y con lo demás que tenemos como herramienta, hagamos un alto este fin de semana y preguntémonos, ¿Qué nos hace falta para seguir creciendo como matrimonio católico exitoso? Atendamos a esta pregunta y pongamos en acción lo que consideremos necesario para corregir y motivarnos con lo que ya hemos logrado.
Un referencial de nuestro movimiento es que es “Familiar” Por ello hagamos el propósito de que nuestros hijos participen de un tema del CBF. Que participen y luego entrevistémoslos, que te digan su opinión, que les pareció y que consejo tienen para hacer la dinámica más amena para ellos. Llevemos estos comentarios a nuestro promotor para que puedan canalizarlos a los zonales y áreas.
Además, hagamos el propósito de romper el hielo con el matrimonio vecino. Hablemos del movimiento, invitémoslo a una reunión de equipo para que conozca de nuestro movimiento. Hagamos el propósito de no desistir hasta lograr el Sí, poniendo el mismo empeño que pusimos con la novia(o) cuando jóvenes. Igualmente, coméntalo con tu promotor para que agende una de las reuniones a tu invitado.
El movimiento somos todos, es tiempo de participar activamente de este llamado a la evangelización.
Es difícil igualar la extraordinaria belleza de los primeros minutos de esta película de Pixar que, con una brillante secuencia de imágenes y sin apenas diálogo, narra la historia de amor entre Carl y Ellie, desde que se conocen cuando eran unos críos hasta que Carl enviuda. Con una sencillez pasmosa, nos viene a contar que la magia del matrimonio reside en el día a día y que es necesario seguir adelante cuando falta alguno de los dos, por mucho que duela.
Historia de la familia cristiana por excelencia, modelo de vida para todas las demás. Esta producción, que contó con un considerable despliegue de medios, se centra en los obstáculos que tuvo que superar la familia de Nazaret. Pese a su designio divino, María y José no tienen privilegios y deben depositar toda su esperanza en Dios, aun cuando ni siquiera encuentren un lugar digno para traer al mundo a su Hijo.
No lo tuvo fácil la familia del boxeador James J. Braddock cuando éste perdió su licencia en plena Gran Depresión. Esta muestra del mejor cine comercial nos relata los hechos reales de un hombre cuyo amor por sus hijos y el empuje incondicional de su comprensiva y enamorada esposa, le ayudaron a salvar las contrariedades del asalto más complicado que tuvo que afrontar.
https://www.aciprensa.com/Familia/matri_maduro.htm
http://es.catholic.net/op/articulos/18341/cat/740/1-el-matrimonio-origen-y-sentido.html
https://www.aciprensa.com/madres/monica.htm
http://www.apa.org/centrodeapoyo/matrimonio.aspx
http://es.catholic.net/op/articulos/55009/cat/913/matrimonios-santos.html
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